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Las previsiones ante la campaña del caqui indican que la cosecha podría descender de media un 55% y que los productores podrían dejar de ingresar más de 50 millones de euros en relación con el pasado ejercicio que ya no fue bien, según los datos de LA UNIÓ de Llauradors.
En junio las perspectivas eran de una reducción del 35% respecto a una producción normal, pero tras el verano se ha comprobado que la cosecha aún será inferior.