La investigación por la muerte de Ángela, la joven de 33 años de Requena fallecida repentinamente en Sicilia el pasado 6 de noviembre, ha dado un giro decisivo tras conocerse el contenido del primer informe preliminar elaborado por el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil. Según este documento, en uno de los frascos analizados —en concreto, una salsa de soja intervenida en la vivienda de la víctima— se ha hallado arsénico, una sustancia altamente tóxica cuya exposición prolongada puede causar daños graves e incluso la muerte, según ha publicado Las Provincias.
Este hallazgo refuerza la tesis que manejan tanto la familia como la acusación particular: que Ángela podría haber fallecido como consecuencia de una intoxicación lenta y sostenida en el tiempo, vinculada al presunto envenenamiento por el que su tío continúa investigado en un juzgado de Requena. El hombre fue detenido en mayo por colarse supuestamente en la vivienda de la pareja y manipular alimentos con la intención de intoxicarlos.
El caso salió a la luz cuando, tras meses sufriendo episodios inexplicables de mareos, vómitos y crisis de salud, Ángela y su pareja, Eduardo, instalaron una cámara oculta en el domicilio de Requena. En las imágenes, según fuentes de la investigación, se veía al tío de la joven acceder al piso con un juego de llaves, dirigirse a la cocina y manipular la nevera. Aquellas grabaciones llevaron a la Guardia Civil a intervenir envases, recipientes y alimentos que, según ahora confirma el informe preliminar, contenían restos de un compuesto tan letal como el arsénico.
El análisis toxicológico cobra especial relevancia porque, aunque las autoridades italianas certificaron que la causa inmediata del fallecimiento fue una hemorragia cerebral masiva, la joven no padecía patologías vasculares previas. Su muerte repentina durante un viaje a Catania, después de sentirse indispuesta al salir de un restaurante, avivó las dudas sobre un posible vínculo con los episodios de intoxicación que venían sufriendo desde septiembre del año anterior.
La familia solicitó que, una vez repatriado el cuerpo, se realizara una segunda autopsia en el Instituto de Medicina Legal de València. Durante esa intervención se tomaron muestras de órganos y fluidos que han sido enviadas al Instituto Nacional de Toxicología, en Barcelona, para que determine si en el organismo de Ángela persistían restos de sustancias tóxicas compatibles con un envenenamiento prolongado. La jueza ordenó expresamente que se incluyera en el estudio una amplia batería de sustancias, desde fármacos como anticoagulantes hasta pesticidas, herbicidas, tóxicos domésticos y venenos clásicos como cianuro o arsénico.
La investigación policial señala que los episodios comenzaron en septiembre de 2024, cuando Eduardo enfermó gravemente durante un viaje a Santiago de Compostela y tuvo que ingresar en la UCI durante cinco días, seguido de tres meses de recuperación. Después, ya instalados juntos en Requena, las crisis se repitieron con frecuencia hasta mayo, sin que los análisis médicos hallaran explicación. La cámara fue la que reveló la presencia del tío en el domicilio y motivó la denuncia.
El investigado continúa en libertad con una orden de alejamiento de 200 metros, acordada meses después de los primeros hechos. La causa está abierta inicialmente por los delitos de allanamiento de morada y lesiones graves, aunque la investigación sigue avanzando a la espera de los resultados definitivos de Toxicología y de la valoración judicial de los nuevos indicios.
El hallazgo de arsénico en uno de los frascos clave, obtenido precisamente después de descubrir que el sospechoso entraba en la vivienda con llaves, constituye hasta ahora la evidencia más sólida de que las intoxicaciones no fueron accidentales. Las muestras recogidas en mayo y la segunda autopsia de Ángela serán determinantes para esclarecer si la joven murió, como cree su familia, como consecuencia de una acción homicida prolongada en el tiempo.