Las cápsulas están fabricadas con aluminio 100 % reciclable y sin tratamientos químicos y el compuesto interno está confeccionado con materiales aptos para el consumo humano, y si el material caduca sin ser utilizado, «la huella de CO2 es cero, y un vertido accidental en cualquier ecosistema no tendría consecuencias más allá de fertilizar la zona», concluye Valenzuela.