Hay noches que no se olvidan, y la del martes 12 de agosto en Macastre fue una de ellas. La Plaza de los Árboles se convirtió en un escenario cargado de emoción, nostalgia y música, gracias a “Nino Bravo en Esencia”, el espectáculo con el que Serafín Zubiri rindió homenaje a uno de los iconos más queridos de la música española.
El navarro, reconocido por su impecable trayectoria y su doble participación en el Festival de Eurovisión, llegó acompañado de su inseparable piano y arropado por los cinco músicos de la Zubiri’s Band, formando una complicidad sonora que llenó cada rincón de la plaza. El inicio, a las 23:30 horas, estuvo marcado por un aplauso largo, cálido y sincero, que hizo que el artista pisara el escenario con una sonrisa y el corazón en alto.
Durante casi dos horas, Zubiri guio al público por un recorrido cronológico a través de algunas de las canciones más emblemáticas de Nino Bravo y otras joyas menos conocidas, interpretadas con un respeto absoluto por la esencia original y un sello personal que las hizo aún más emocionantes.
Cada tema encontraba eco en un público que, lejos de ser mero espectador, se convirtió en coro improvisado, llenando la noche de voces que cantaban al unísono “Noelia”, “Te quiero, te quiero” o “América, América”.
Un momento para enmarcar
La magia alcanzó su punto álgido con “Un Beso y una Flor”. Decenas de linternas de móviles se encendieron, creando un cielo estrellado sobre la Plaza de los Árboles. El reflejo de esas luces dibujaba un camino luminoso hacia el intérprete, un guiño poético hacia un artista que, a pesar de la ceguera, ilumina con su voz y su energía cada escenario que pisa. Fue un instante de comunión entre artista y público, donde las emociones se podían casi tocar.
El concierto fue posible gracias al esfuerzo del Ayuntamiento de Macastre, a quien Zubiri dedicó palabras de profundo agradecimiento, mencionando especialmente al alcalde, Vicente Montó, y al concejal de Festejos, Julio Plà. También reconoció la labor de la empresa valenciana Giltón Producciones, con Tony Gil como gerente y mánager del artista, cuya producción cuidada garantizó que cada detalle estuviera a la altura de la ocasión.
Cuando el espectáculo parecía encaminarse a su final, llegó uno de los momentos más especiales: Zubiri rompió el guion para regalar al público su último sencillo, “Lo Imposible”. La canción, que habla de resiliencia, valentía y la capacidad de reinventarse, cobró un significado especial en su voz. Con una melodía envolvente y una letra profundamente inspiradora, se convirtió en un himno motivador para quienes creen que el esfuerzo y la perseverancia siempre abren caminos.
Un final que puso a Macastre en pie
El broche llegó con “Libre”, clásico que provocó que todo el público se levantara, aplaudiera y coreara hasta el último verso. La ovación final no fue un simple aplauso: fue un agradecimiento colectivo por una noche que, para muchos, ha sido de lo más grande que han vivido en su localidad.
Lejos de refugiarse entre bambalinas, Zubiri bajó del escenario para mezclarse con sus seguidores, regalar sonrisas, posar para fotos y conversar con todos los que se acercaban. Un gesto cercano que redondeó la sensación de que lo vivido en Macastre no fue solo un concierto, sino una celebración compartida.
La emoción fue tal que muchos asistentes expresaron su deseo de volver a vivir un espectáculo así. Y, aunque no hay fecha confirmada para su regreso, Zubiri dejó una invitación abierta para el próximo 2 de diciembre, día en el que presentará en el Teatro Olympia de Valencia su nuevo espectáculo “El Baúl de los 70”, un viaje musical por los grandes números 1 de aquella década. Las entradas ya están disponibles en la web oficial del teatro.