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El Consejo de Seguridad Nuclear ha informado esta tarde de forma favorable a algo que todo el mundo sabía, hasta los detractores de la energía nuclear: la central de Cofrentes renovará su licencia por casi 10 años más. Y será la última renovación, después se apagará y desmantelará.
El dictamen emitido incluye nueve límites y condiciones a los que quedará sometido el funcionamiento de la instalación en este nuevo periodo establecido hasta el 30 de noviembre de 2030.
Este informe será ahora remitido al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para su autorización, según se establece en el Reglamento de Instalaciones Nucleares y Radiactivas, pero no es más que un formalismo. Las más de 1000 familias que viven en el Valle y comarcas aledañas de la nuclear podrán seguir haciéndolo 10 años más, y alguno extra que se tardará en desmantelarla, aunque ya no funcione.
Lo más novedoso o destacable de esta renovación es lo que contiene el Plan de Gestión de Residuos. Y más concretamente sobre la licencia para un nuevo Almacén Temporal Individualizado (ATI) en Cofrentes, puesto que este tipo de centrales almacenan en sus instalaciones el uranio que ya no se usa tras cada recarga, y el almacén de la de Cofrentes se encuentra ya al límite de su capacidad.
Habrá un nuevo ATI que permitirá almacenar el combustible que se cambia cada menos de dos años.
Así las reivindicaciones de colectivos como Tanquem Cofrents o de partidos como Compromís han caído en saco roto, primando la necesidad energética de España, que no puede prescindir de la nuclear de Cofrentes hoy día sin tener que comprar energía en el extranjero, con el riesgo que eso entraña como país que será autosuficiente sin nuclear en un futuro muy cercano, pero que hoy día no lo sería sin esta tecnología.