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El hijo del propietario, Plácido Navarro, se hizo cargo del negocio y contrató tanta mano de obra femenina que, desde aquel momento, pasó de llamarse «Molino de Forés» a «Molino de las Chicas».
El histórico edificio del Molino de Forés o Molino de las Chicas de Silla ha pasado a manos municipales después de muchos años de negociaciones con los herederos del edificio. Concretamente, para la cesión del edificio se ha utilizado la fórmula de la donación anticipada en que, a cambio, los propietarios recibirán terrenos en la futura urbanización del sector.
Con esta acción el Ayuntamiento de Silla pretende recuperar la propiedad por su valor artístico e histórico, frenar su deterioro y destinarlo en un futuro próximo para uso público municipal y social.
El alcalde de Silla, Vicente Zaragozá, explica que «este es un acuerdo histórico, que permitirá a los vecinos y vecinas de Silla poder recuperar un emblema tan importante para nuestro pueblo como es el Molino de las Chicas. Desde hace unos meses, en el consistorio estamos estudiando su rehabilitación y su futuro uso, aunque las primeras actuaciones consistirán en la limpieza y el cierre perimetral de la propiedad.»
Yacimiento romano y edificio con iluminación eléctrica
Las dependencias más antiguas del Molino Forés fueron construidas el 1790 por el duque de Hijar como molino de arroz. Posteriormente, el 1856 fue vendido a Manuel Forés, de quien recibe el nombre, para empezar a funcionar como la fábrica de electricidad de Pons y Forés para suministrar energía en el pueblo.
Asimismo, fue el primer edificio con iluminación eléctrica de Silla. Poco después fue vendido y convertido en una fábrica de sacos. El hijo del propietario, Plácido Navarro, se hizo cargo del negocio y derrocó la parte antigua, además, contrató tanta mano de obra femenina que, desde aquel momento, fue conocido como el «Molino de las Chicas».
Durante décadas ha estado víctima del abandono, con actos vandálicos, expolios y varios incendios que obligó al ayuntamiento a intervenir de urgencia y de manera subsidiaria para evitar que desapareciera toda la estructura del edificio principal.
Además de estar catalogado, la parcela cuenta con una zona de protección arqueológica, donde se encontraron restos de un fragmento de mosaico de dos metros cuadrados que podrían datar del siglo II y forman parte de un yacimiento romano.