Tras la validación de la primera fase del proyecto de Canet d’en Berenguer para instalar una boya inteligente destinada a la monitorización del fondo marino y la regeneración de la playa Racó de Mar, la empresa colaboradora Satlink ha decidido prorrogar la iniciativa.
La prórroga se debe a la implementación de un nuevo modelo de boya, más ligero que el anterior, que incorpora sensores adicionales, conectividad 4G para la transmisión de datos y una actualización de software. Esta mejora permitirá un mapeo más preciso del fondo marino, con mayor rapidez y menor coste energético.
Según explicó Pere Antoni, alcalde de Canet, esta decisión, si bien inesperada, valida el modelo propuesto por el Ayuntamiento. Afirmó que apenas afectará al cronograma del proyecto y permitirá obtener datos de mayor calidad en un menor tiempo.
El proyecto ha sido adoptado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), dependiente del Ministerio de Innovación, lo que convierte a Canet en un banco de pruebas para su posible implementación en otros puntos del litoral español. El nuevo modelo de boya se adapta a diversos tipos de fondos marinos, a diferencia de la primera fase, más específica para el fondo rocoso de Canet.
Paralelamente a esta extensión de la primera fase, el Ayuntamiento continúa trabajando en las siguientes etapas. La segunda fase se centrará en la ubicación de entre 10 y 12 boyas a lo largo de los 1.250 metros de litoral a monitorizar. Estas boyas se complementarán con drones para medir la profundidad de la playa y calcular variaciones en su tamaño.
El proyecto considera la dinámica estacional de la playa, donde la erosión es más pronunciada en otoño e invierno, y la recuperación de sedimentos ocurre en primavera y verano.
Funcionamiento del sistema
El sistema, impulsado por el Ayuntamiento de Canet d’en Berenguer y respaldado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, utiliza boyas marinas diseñadas para monitorizar el lecho marino. Esto permite identificar zonas de formación de olas en caso de temporal. Una vez detectados estos puntos, se instalan arrecifes móviles para mitigar la formación o intensidad de las olas.
Las boyas cubrirán la zona de baño de la playa, extendiéndose hasta 200 metros de la costa. Estas boyas registran las tendencias y variaciones del sedimento marino y se complementan con un dron marino que realiza batimetrías periódicas del fondo. La monitorización en tiempo real de la evolución de los sedimentos permite anticipar la aparición de nuevos puntos críticos y reubicar los arrecifes móviles. El proyecto se desarrolla en colaboración con Satlink.